La profesional se ha especializado en temas de género, derechos humanos, derechos de Infancias e interculturalidad.
Pamela Curifuta Herrera es psicóloga, magíster en Psicología Clínica, con experiencia en intervención psicosocial, comunitaria, familiar e individual. Actualmente, está a cargo de la Unidad de Atención a Inmigrantes (UAI) del Centro de Intervención y Asesoría Psicosocial (CIAP) perteneciente a la Universidad Católica del Norte.
Desde el año 2009, la UAI busca brindar acompañamiento psicológico y psicosocial a personas, familias y comunidades inmigrantes, a partir de las perspectivas de derechos humanos, género, interculturalidad y antirracismo. Asimismo, es un espacio formativo donde estudiantes de la Escuela de Psicología UCN, pueden realizar sus prácticas profesionales.
Para conocer un poco más sobre el trabajo que se realiza en la unidad, la coordinadora, Pamela Curifuta comenta su experiencia y sensaciones de trabajar en el CIAP y el importante trabajo que se hace con la comunidad en el marco de la vinculación con el medio.
¿Cuáles son los desafíos de trabajar en la UAI?
Articular las acciones de la Unidad con las necesidades de las personas migrantes que se encuentran en la ciudad es uno de los principales desafíos. Dentro del fenómeno de la movilidad humana o migración, hay diversidad de experiencias, subjetividades y condiciones. Por ejemplo, hay personas que están de paso por la ciudad, en el marco de su tránsito migratorio, hay otras que son residentes con cierta antigüedad, mientras que otras recién han llegado. También, hay personas que migran solas, otras junto a familiares, algunas tienen algún contacto en el lugar de destino y otras ninguno. Migran mujeres, hombres, niños, niñas, jóvenes, personas mayores, personas LGBT.
La movilidad humana es un fenómeno global y complejo. Y teniendo conciencia de esto, en la Unidad nos estamos esforzando por articularnos con la comunidad de manera pertinente, aún si nuestras acciones son concretas y puntuales, como un taller de juego con grupo de niños/as. Creemos que es muy importante que sepamos escuchar, sentir las necesidades del territorio y trabajar en función de ello.
¿Qué ha significado para usted ser encargada de esta área?
Ha significado mucho. Hace unos años fui también estudiante en práctica profesional de la UAI y me transformó la experiencia que tuve ahí. La relación de trabajo que establecimos con la comunidad en ese momento, sus saberes, sus experiencias y sus dolores, dejaron en mí una sensibilidad y compromiso más conscientes sobre lo pertinente y necesario que es atender estos temas como sociedad, se trata de temas de derechos de las personas, de dignidad.
¿Cómo buscan fortalecer la vinculación con las necesidades y demandas de la comunidad?
Para el próximo periodo de trabajo, queremos vincularnos más y mejor. Pretendemos continuar asistiendo a los territorios, fortalecer el diseño y ejecución de intervenciones en conjunto con las comunidades, producir más instancias en que podamos aprender de sus saberes y valorar nuestras diferencias.
Para todo esto, será fundamental contar con estudiantes en práctica profesional que tengan motivación y compromiso por trabajar en la UAI. Las/os practicantes son la vida de la UAI, sin sus presencias la Unidad solo es un proyecto.
¿Qué actividades tienen para potenciar la formación y capacitación de estudiantes y profesionales?
Para las personas que hacen práctica con nosotros, tenemos un programa en CIAP de dos semanas aproximadamente, que incluyen capacitaciones y charlas en diferentes temáticas, como salud mental, derechos humanos, género, interculturalidad, educación, entre otros. Además, las/os practicantes de la UAI participan de instancias de profundización de la formación en temáticas de migración, racismo e interculturalidad. También, se realiza en la unidad un acompañamiento cercano a las actividades de las/os practicantes, que permite proporcionarles orientación y retroalimentación constante. Sumado a lo anterior, están las actividades en terreno con las comunidades, que brindan ricas oportunidades de enriquecimiento personal y profesional.
Desde su cargo, ¿cómo califica el aporte de esta unidad a la comunidad migrante?
Pienso que el aporte que hacemos es ser un eslabón más de la cadena de compromisos y trabajos institucionales que se están realizando con la población migrante. En esa cadena hay otras instituciones, como el Servicio Jesuita a Migrantes (SJM), World Vision, la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), el INDH, por mencionar algunas. Aunque los trabajos y compromisos puedan resultar insuficientes, si los contrastamos con las necesidades existentes, el actuar en redes de colaboración es fundamental para la tarea de mantenernos atendiendo estas temáticas.
Lo que respecta a derechos de las personas en movilidad es un tema que nos compete como sociedad, no es pertinente solo para la Unidad de Atención a Inmigrante, ni para organismos especialistas en la temática de migración. Se trata de cómo tratamos a quienes sentimos que son diferentes, por ejemplo, por venir de otro lugar, y de cómo nos tratamos a nosotros/as mismos/as en definitiva.