La profesional recorrió sus años de estudio a 30 años de su ingreso a la carrera.
María Eliana Reyes, conocida cariñosamente entre sus amigos y familiares como «Manana», egresó de la Escuela de Periodismo en 1997 y su experiencia laboral siempre ha sido alejada de los medios. Durante los primeros años de egreso ejerció como periodista en la Fuerza Aérea de Chile, más tarde como encargada de comunicaciones en el Colegio San Luis de Antofagasta y desde hace 10 años se desempeña como subdirectora académica en eClass, empresa que ofrece una educación digital e integral para estudiantes, empresas e instituciones académicas y no académicas.
Actualmente reside en Coyhaique y en sus tiempos libres dirige la Fundación Apoyo Adopción, organización que fundó en 2016 con el objetivo de mejorar el sistema y la realidad de la adopción en Chile.
¿Qué te motivó a estudiar Periodismo en Antofagasta?
Bueno como yo vivía en Santiago inicialmente quería estudiar allá, pero no logré quedar en las universidades que quería, entonces como la familia de mi mamá es de Antofagasta, surgió la idea de poder ir a estudiar allá. Íbamos todos los veranos, así que yo igual tenía una relación cercana con la ciudad, no me era desconocida.
Ahí fue cuando entré a la Escuela de Periodismo y debo decir que no me arrepiento para nada. Fue una experiencia universitaria súper bonita, siento que el haberme ido de la casa esa edad me ayudó mucho a crecer y madurar, de hecho, yo viví un par de años con mi tía, pero después me fui a compartir departamento con otra compañera de la carrera, lo que me permitió independizarme en términos económicos y volverme en una persona mucho más responsable.
En agosto tu generación visitó la Escuela de Periodismo, ¿cómo fue el reencuentro después de tantos años?
Quedé con una sensación muy bonita y enriquecedora, ya que somos una generación muy unida y construimos grandes lazos con mis compañeros, y pesar de que a veces el tiempo y la distancia te va separando, en este reencuentro me pude dar cuenta que esos lazos no se rompen, sino que se mantienen intactos.
Además, fue súper emotivo conocer la escuela porque nosotros estudiamos en otro lugar de la universidad, cerca de donde ahora está la biblioteca, es allí donde yo tengo millones de recuerdos. En esos años tener clases periodismo era muy distinto a la actualidad, la escuela era una infraestructura donde sólo había dos salas de clase y dos oficinas pequeñas para la administración, incluso ocupábamos máquinas de escribir ¡imagínate el ruido! Ahora los estudiantes tienen toda una infraestructura, salas especiales y tecnología que nosotros no tuvimos.
Tras la dictadura, ¿cómo fue estudiar Periodismo luego de que la carrera haya cerrado por cuatro años?
Nosotros entramos en el año 93’ y yo te diría que en esos primeros años de vuelta a la democracia todavía había hartas cosas que estaban ocultas, faltaba mucha información y por lo menos mi sensación, puede ser que mis compañeros tengan otra, es que quizás la universidad no estaba tan politizada, por así decirlo. Como estábamos volviendo yo siento que era todo más tranquilo, de a poco algunos comenzaron a participar en ciertas actividades políticas de centros de alumnos o partidos, pero fue un proceso lento.
Quienes vivieron más fuerte la reapertura fueron los compañeros de las generaciones más grandes porque no había nada, ya después desde el centro de alumnos empezó a surgir la necesidad de tener salas de radio, salas de televisión y comenzamos a movilizarnos para que la universidad pudiera también apoyar en eso. Ahí hicimos un paro muy largo que no recuerdo cuánto duró, pero tiene que haber sido un mes hasta que finalmente habilitaron una sala de televisión y ya con eso la escuela estaba un poco más armada.
¿Cuál fue el camino laboral tomaste luego de egresar?
Yo siempre supe que no tenía mucha pasta para trabajar en medios, así que en primer año de egreso traté de hacer algunas asesorías con otra compañera, pero no nos fue tan bien. Después me fui a estudiar por todo un año a Estados Unidos y al volver entré a trabajar en la Fuerza Aérea, lugar donde vi comunicaciones internas, estuve implementando la página web, la revista institucional y ese tipo de cosas que me alejaban de los medios. Lamentablemente con el pasar de los años me di cuenta que no me llenaba por completo.
Luego me casé con un militar, entonces por su trabajo debí cambiarme mucho de ciudad y eso hizo que muchas veces perdiera oportunidades laborales, lo que claramente afectó mi carrera. No fue hasta hace diez años que encontré trabajo en e-learning en Santiago y de ahí ya no me moví, porque me ha permitido teletrabajar y conciliar la vida laboral con la vida personal.
¿Qué mensaje le podrías dar a los futuros periodistas que se están formando en nuestra escuela?
Primero, yo creo que sientan mucho orgullo del lugar donde se están formando, la escuela tiene un sello histórico que se debe valorar. Segundo, que también sientan orgullo en la carrera que eligieron y cuál es el aporte desde distintas áreas que nosotros podemos hacer a la sociedad. Eso que dicen que finalmente los medios de comunicación son uno de los poderes más fuertes, es real, y yo creo que ahí tiene que haber un compromiso muy honesto desde cada uno con la verdad, la transparencia y con buscar esa información que quizás está oculta, porque así se han destapado muchísimas cosas. Y tercero, yo siento, que vayan buscando qué es lo que les gusta y les llena de la carrera, y que aprovechen al máximo esta etapa porque a uno lo enriquece muchísimo.