Isidro Morales, periodista y escritor: “El periodista tiene que poner todo al servicio de las personas, no al revés”

En 1971 ingresó a la Escuela de Periodismo, luego de estudiar por dos años Pedagogía en Biología en la Universidad de Chile (sede Iquique).

Isidro Morales es periodista, escritor y ex académico de la Escuela de Periodismo de la Universidad Católica del Norte (UCN), institución que lo formó profesionalmente durante los años de dictadura y que, posteriormente, se convirtió en su lugar de trabajo por más de dos décadas.

Oriundo de Iquique, el profesional es aficionado a la historia de Chile, especialmente de la zona norte. Desde una mirada sociológica, en sus libros busca reconstruir la memoria de las ciudades nortinas a partir de la prensa y documentos históricos.

En el marco del acto conmemorativo del 11 de Septiembre organizado por la Facultad de Humanidades UCN, conversamos con Isidro, invitado especial, quien nos habló sobre su vida lejos de la Escuela y lo que significa ser un periodista integral. 

¿En qué proyectos está trabajando hoy?

Como soy periodista, me he dedicado a hacer Periodismo, pero al mismo tiempo a escribir. Conversamos en el acto que hay que recuperar la memoria, pero no solamente la del 73 o del golpe de Estado, sino que la memoria en general. Así como me gusta la historia de Iquique, con un grupo de amigos estoy tratando de recuperar la memoria de Antofagasta, desde una perspectiva más sociológica y basada en lo que han publicado los diarios. Esto lo estoy desarrollando en colaboración con Eduardo Téllez, doctor en Historia de la Universidad de Chile y también profesor del magíster de Historia en la Universidad de Concepción. 

También tenemos un proyecto que está en marcha, es sobre publicaciones basadas en una serie de artículos que yo escribí en El Mercurio durante 5 años, se llamaba “Antofagasta con memoria” y a él le gustó. Después, tengo otro proyecto sobre historias acerca de unos templos católicos de San Francisco, con dos amigos también estamos escribiendo sobre la Plaza Colón, y aparte, una serie de publicaciones. Son mini libros que comenzamos… tengo como seis libros al mismo tiempo (ríe).

¿Ya tiene estimado un plazo de publicación?

Aún no, pero porque durante muchos años yo trabajé en cuatro diarios, teníamos horarios, responsabilidades y horas de cierre. Después estuve 22 años trabajando acá en la Universidad, con horarios, clases, todo preparado y seleccionado, los tiempos comprimían, ahora no. Hoy yo manejo los tiempos y me tomo el que sea necesario, lo importante es que antes de morir tenga todo publicado.

A propósito de su visita a la UCN, ¿cuál es su sensación de volver a la Facultad después de tanto tiempo?

He tenido la fortuna de tener cierta llegada con los estudiantes y también con los colegas de diferentes unidades, especialmente con los de Periodismo, ya que algunos fueron mis estudiantes. Esa parte me gustó porque al llegar aquí pensé que vería caras desconocidas, gente de primer y segundo año que no conozco, pero no, me encuentro con gente que aprecio mucho y respeto. El poquito rato que estuve y las conversaciones breves que tuve con cada uno a mí me satisfacen.

¿Cómo ve la evolución estructural en comparación a sus años de estudio?

Estructuralmente ha sido un cambio radical. La carrera de Periodismo antes estaba donde ahora está la biblioteca, además las salas eran chiquititas y no teníamos sala de redacción, don Andrés Sabella nos daba clases en la carcasa de un bus, tuvieron que sacar los neumáticos y los asientos, ahí poníamos los banquitos (recuerda). Éramos felices más allá de las comodidades, porque las clases eran muy buenas y los profesores también eran muy buenos, eran exigentes ¡muy exigentes!

Agradezco esa rudeza ya que vivíamos en un momento histórico muy complicado, entonces éramos rebeldes, pero rebeldes con contenido. Nosotros, por ejemplo, leíamos mucho, entendimos que no nos podíamos quedar solo con lo que nos entregaba el profesor, sino que teníamos que buscar más conocimiento. Eso lo eché de menos con las nuevas generaciones.

En relación a esto, ¿qué cree que le hace falta al estudiante de Periodismo?

Les hace falta leer y mucha comprensión lectora, ya que la gente no está entiendo nada, se ha quedado con la simplificación del mensaje. Falta la experiencia de poder compartir y conocer, no solamente aprender a redactar o entrevistar, sino que también saber de Psicología y Sociología… hay que ser más integral.

Considerando su trayectoria, ¿qué mensaje le puede dar a las y los estudiantes de la carrera?

Hay dos cosas importantes, manejar las técnicas de reporteo y la redacción, porque hay que pensar que te está leyendo un señor que tiene tres doctorados, pero al mismo tiempo, la señora del negocio que tiene segundo básico o un niño de ocho años que está aprendiendo a leer, entonces hay que facilitar la compresión o sino pasa lo que ocurrió con el texto de la nueva Constitución, donde mucha gente no entendió nada. Entonces el periodista tiene que hacer eso, poner todo al servicio de las personas, no al revés, ya que de alguna forma debemos educarlos. 

El periodista debe estar preparado, la psicología es importantísima y yo algo de eso les pasé, por ejemplo el lenguaje no verbal es muy importante. También tiene que adquirir conocimiento y leer mucho, es un aprendizaje permanente, el estudiante tiene que atreverse, cometer errores y sobre todo preguntar, ya que nadie es dueño de la verdad.

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