Este semestre se implementó el nuevo sistema que categoriza los casos de atención psicológica según su nivel de urgencia.
Jennifer Marín Medina egresó de la Escuela de Psicología de la Universidad Católica del Norte el 2017 y actualmente posee un magíster en Psicología Clínica, mención en Psicoterapia Sistémica de la misma casa de estudios, lugar donde complementariamente se desempeña como docente y dicta las clases de psicodiagnóstico adulto, introducción a la psicoterapia y taller integrador.
En 2021 comenzó a trabajar en el Centro de Intervención de Asesoría Psicosocial (CIAP), asumiendo en abril de este año el cargo de coordinadora en la Unidad de Terapia Familiar (UTF), el cual busca entregar asistencia clínica a familias y/o parejas de la comunidad, además de contribuir en la formación y capacitación de alumnos y profesionales.
¿Cuáles son los desafíos de trabajar en el área familiar?
Cuando trabajas con personas te pueden llegar una infinidad de casos y razones distintas por la cual solicitan atención y uno nunca termina de sorprenderse. Al dedicarnos al área clínica debemos reforzar el no enjuiciar, porque la mayoría de los casos que nos llegan desde el Tribunal de Familia, no todos, hay excepciones, pero la mayoría son de personas que vienen de un contexto más vulnerable y que quizás no tienen las condiciones para pagar una terapia porque es carísimo, en el mercado es muy caro tomar una terapia. Entonces nos vamos encontrando con realidades tan distintas y uno aprende constantemente.
¿Qué aspectos destacas del trabajo en la coordinación de la UTF?
Trabajar en el CIAP me gusta porque no me dedico solo a atender familias o hacer terapia, tengo muchas funciones administrativas, como la creación de cursos y diplomados. Ahora mismo estoy en la creación de un curso que se va a dictar desde la UTF a la comunidad y también un diplomado que el próximo año esperamos que salga a la luz. Entonces es súper gratificante y el aprendizaje es diario.
¿Cuál es el enfoque que hoy tiene la Unidad de Terapia Familiar?
Nosotros trabajamos desde un enfoque y un modelo sistémico, el centro en general, por supuesto que la Unidad de Terapia Familiar también está bajo ese marco. Ahora bien, para los estudiantes en práctica de pregrado no es obligación que sea desde ese modelo en particular, ellos tienen libertad en eso y nosotros no podemos imponernos, pero en general se suele dar así, desde lo sistémico.
¿Cómo buscan fortalecer la vinculación con las necesidades y demandas de la comunidad?
Bueno de distintas formas, depende del área… por ejemplo, estos talleres son para algunas demandas coactivas que vienen del Tribunal de Familia, también trabajamos con demandas espontáneas, que es cuando alguien va a pedir hora de manera voluntaria o asistida, estas suelen ser de otras instituciones como colegios, escuelas u otros centros como el SernamEG.
Recibimos una variedad de demandas muy amplia y apuntamos a distintos grupos. También está el tema de las RRSS: en Instagram tenemos una página y suelen llegar muchas solicitudes, creo que es cómodo para la persona pinchar un enlace, responder la encuesta y solicitar la atención, más que llamar directamente.
Ante esta demanda ¿cuál es el filtro que utilizan para recibir casos nuevos?
Hubo un momento en que tuvimos un alza de demandas de atención importante, de hecho el centro tuvo que incluir psicólogos de apoyo porque era demasiada la demanda y no alcanzábamos a cubrir todo con los estudiantes en práctica, ni con los de postgrado, ni con los profesionales que estamos acá. Ahora sobre “escoger” (hace comillas) los casos, diseñamos un instrumento con el que estuvimos trabajando durante el año pasado y todo el primer semestre, que tiene que ver con una pauta de ingreso al CIAP.
¿Cómo funciona esta nueva pauta de ingreso y en qué se diferencia de la anterior?
Antiguamente, cuando llegaba alguien al CIAP se derivaba el caso nuevo y se le pasaba al estudiante en práctica o al profesional y ya está, ahora categorizamos las atenciones. Esto lo hacemos con una primera entrevista de ingreso, que no la realiza el terapeuta, sino un psicólogo que solo está para eso. Después de la información que se tiene de la entrevista, el caso se categoriza: si es urgente, urgencia media, complejidad baja y también, para qué unidad va. Sistematizar la información de las personas que llegan nos ha servido mucho, como también saber a quién atender antes y a quién después.
¿Qué actividades tienen para potenciar la formación y capacitación de estudiantes y profesionales?
Respecto a los estudiantes de pregrado, estamos en el proceso de creación de talleres. Eso lo hacemos todos los semestres y hay unos de los que se encarga la Unidad de Terapia Familiar, pero particularmente con aquellos que están haciendo su práctica en la población adulta. Estos talleres tienen que ver con habilidades parentales principalmente.
Recibimos muchas solicitudes de demandas coactivas que llegan del Tribunal de Familia, donde se necesita siempre trabajar estas habilidades, entonces para agilizar eso realizamos estos talleres. En general la práctica es muy bonita, se trabaja con familias y con supervisión directa, el aprendizaje que sale de ahí es enorme.